sábado, 24 de octubre de 2009

- Arquitectura Militar

Cartagena centralizó la mayor parte del comercio con España. De allí partían las mercancías producidas en Nueva Granada y Quito y se recibían los productos y esclavos del exterior. El comercio consolidó rápidamente la ciudad. Pero la dependencia exclusiva del comercio reflejaba en la ciudad las vicisitudes de esta actividad:

La disminución de la población indígena fue alarmante en esta zona: 100.000 habitantes a la llegada de los españoles y apenas más de 5.000 en 1610 a causa de las matanzas, la esclavitud y las Enfermedades. Por eso se requirió mayor mano de obra esclava, pero la desproporción entre hombres y mujeres esclavos impidieron la estabilización de la producción agrícola hasta la segunda mitad del S.XVIII.

Las guerras contra Francia e Inglaterra paralizaron el comercio y produjeron fuertes crisis en Cartagena, además de los ataques directos contra la ciudad. Se entiende entonces por qué la fortificación y defensa de Cartagena fueron, desde su fundación, una obsesión y una necesidad urgentes.

La arquitectura militar posee sus propias reglas y su propia evolución:

La lógica estratégica le brinda coherencia.

No posee pretensiones estéticas.

Esa racionalidad en su concepción y su carácter envolvente y unitario le permiten a la larga, una vez desaparecidos los peligros guerreros que la justifican, convertirse en hitos urbanos, en símbolos puros, descubriendo en su sencillez las calidades estéticas y culturales que no se intuían en su origen.

La bahía de Cartagena presenta obstáculos naturales óptimos para su defensa.

La entrada a la ciudad a través de la bahía está taponada por la isla de tierra bomba, dejando dos pasos posibles: Bocagrande y Bocachica donde sólo la primera –más cercana- dejaba entrar a grandes embarcaciones.

La estrategia defensiva se organizó a través de tres medidas principales:

a) Fortificación de Bocagrande y estrechamiento de Bocachica

b) Construcción de fuertes adicionales para defender la entrada de la ciudad

c) Amurallamiento del casco urbano

A mediados del S.XVII (1640), Bocagrande empieza a cerrarse y se re-plantea la estrategia defensiva, así:

a) Ampliar el canal de Bocachica y fortificarlo

b) Cerrar definitivamente el canal de Boca grande

c) Reforzar la ciudad completando las murallas y construyendo sólidos fuertes cercanos al casco urbano.

Antonio de Arévalo (1715-1800) fue la figura clave que dio forma al sistema defensivo de Cartagena, participando activamente en la concepción y desarrollo de los siguientes sistemas:

1. Fuerte San Sebastián del Pastelillo. En el antiguo fuertecillo de boquerón, a la entrada de la ciudad, en la isla de Manga.

2. Plaza de Bocachica. Defendida por el Fuerte de San Fernando y las Baterías de San José y Santa Bárbara.


3. Castillo de San Felipe de Barajas. Defensa de la ciudad misma en el caso de que los asaltantes sobrepasaran los obstáculos exteriores. Arévalo propone un proyecto global para convertirlo en una fortaleza inexpugnable: 7 baterías dispuestas para disparar desde distintas alturas hacia los terrenos circundantes, una falsa braga o camino cubierto para el fuego rasante, un antefoso frente al cerro y, en lo alto, un Castillo rodeado de murallas; todo ello interconectado por una intrincada red de galerías subterráneas. En lo fundamental, las obras se terminaron en 9 años, las baterías de ladrillo y el cerro mismo se fueron luego forrando en piedra, hasta quedar completamente terminado en 1793. La sencillez de su imponente masa irregular, cruzada por rampas ascendentes, la distribución dispersa de sus baluartes y la misteriosa incertidumbre de sus galerías, hacen de San Felipe una excepcional y hermosa construcción, hoy símbolo insuperable de la ciudad. El Castillo de San Felipe de Barajas es la más impresionante obra de arquitectura que dejara la colonia en nuestro suelo.


4. Escollera. Protege la muralla de la ciudad hacia el mar abierto, continuamente deteriorada por el embate de las olas. La eficiencia de la escollera es tal, que aleja el mar definitivamente formando una playa. La escollera misma es hoy el cimiento de la vía que conduce hacia el Cabrero por fuera de la muralla.


5. Dique para el cerramiento del Canal de Boca grande.


6. Completar la muralla alrededor de la ciudad.

El proyecto incluye unas bóvedas para proteger a las tropas, víveres y municiones. Con un pórtico continuo de 47 arcos al frente, concluye la estrategia defensiva de la ciudad que logra, además, conformar una fachada-telón continua, que enmarca y conforma el espacio urbano que se abre al exterior.








No hay comentarios:

Publicar un comentario